domingo, 4 de octubre de 2009

En el jardín del Museo Larreta


Presenté esta escultura de más de 2 metros de alto en la muestra de Esculturas en el Jardín XVIII del Museo Larreta. Menhir, pene, palimsesto. Quise que hablara de una fuerza muy básica y de la superposición de mundos y atmósferas que el lugar me sugiere.


El jardín andaluz de la casa de Enrique Larreta. Hay algunos árboles prodigiosos, como el ginko. Es sombrío, un espacio con coordenadas y fuerzas equilibradas entre sí y misteriosamente a salvo del horror de la calle Juramento. (Enfrente, la plaza fue cerrada con rejas para dar lugar a una "feria artesanal" tan fea como sólo puede componer una imaginación febril tras varias noches de insomnio; parece increíble que haya gente que compre lo que se vende en estos lugares). Pero vuelvo a Larreta, que repasando su biografía aparecen varias aristas jugosas, como que fue profesor de historia, algo que hoy pareciera imposible: que semejante intelectual, rico, cultísimo y con una vida social muy activa se dedique a la docencia. Argentina. También habría que seguir sus pasos en Europa, la relación con Unamuno por ejemplo. Pero sería un ensayo aparte y me excede.